miércoles, 28 de enero de 2015

Un retiro a tiempo...


   El pasado 28 de enero la Comunidad Interprovincial de Formación Inicial [CIFI] realizó un retiro, en esta ocasión en la ciudad de Ávila, en la comunidad de Misioneros Paúles que allí desarrolla su misión. Salimos de Salamanca a las 8 de la mañana, llegando una hora después a la ciudad teresiana por excelencia. Nos recibió el Padre Superior de la Casa, Felipe Nieto, que fue quien orientó nuestro retiro.
   Comenzamos con la oración de laudes y una primera reflexión acerca de la experiencia humana de Cristo y san Vicente y de cómo ésta nos debe interpelar para descubrir en nosotros una espiritualidad, en nuestro caso, la de los pobres. Terminada la reflexión, cada uno tuvo la oportunidad de hacer una meditación personal: unos caminando por los alrededores, otros por la casa. Todos tuvimos la posibilidad de encontrarnos con el Señor.
   Terminado este primer tiempo personal, se abrió un tiempo comunitario de oración, seguido de una buena comida, ambas con la comunidad. Después, como algunos de nosotros no conocíamos Ávila, el P. Antonio (director de la CIFI) nos hizo entrar en una pequeña dinámica teresiana. Un momento muy agradable, y no menos espiritual, pues conocer las huellas de Teresa es algo impresionante.
   A las cinco y media de la tarde tuvimos la ocasión de compartir en grupo nuestra experiencia con el Señor y, como el mejor compartir es en la Eucaristía, nada mejor que terminar nuestro día con ésta.
   En resumen, fue un día muy importante, que todos nosotros esperábamos; estuvo a altura de nuestras necesidades de vida, pues los exámenes, recién terminados, exigían esta parada.
João Soares, cm (Provincia Portugal)

viernes, 16 de noviembre de 2012

La Comunidad, tierra fértil para mi vocación

Presento esta reflexión desde el compartir, desde la pequeñez, desde el Espíritu, consciente de que no lo sé todo y, por tanto, atento para un continuo aprender.

La Comunidad es para mí: familia, preocupación, no egoísmos, sinceridad, generosidad, comunicación, compartir, apertura, equipo (hacia una misma dirección), riqueza y enriquecimiento, acompañamiento (en el desarrollo, crecimiento y maduración), sufrimiento y alegría, celebración, amor y expresión del mismo, unión, diversidad y Don. Seguramente cada uno de Uds. podrían añadir alguna palabra más, o muchas más, ¡háganlo!, puede ser un ejercicio interesante.

De muchas y diversas formas se nos ha dicho y se nos dice cuán importante es nuestra vocación, es una llamada, es un envío, es una responsabilidad, es un don. Algo que hay que cuidar, mimar, hacer crecer, un largo etcétera que conocemos. Aquí entra la importancia no sólo de mi semilla (vocación), sino, de la de los demás. La comunidad permite o puede permitir, al igual que la tierra, que en ella la semilla plantada se transforme llegando a pudrirse, romperse y dar fruto. Yo no tenía mucha agri-cultura pero con interés y un buen maestro se llega a aprender. No quiero meterme con citas y erudiciones que despisten, aunque hay textos y canciones que nos lo dicen más o menos claro: “Si el grano de trigo no muere en la tierra es imposible que nazca fruto, Pablo (hombre viejo-hombre nuevo), y otro largo etcétera.


Tenemos la suerte y el Don de tener por lo menos dos semillas que se han plantado, roto y fructificado. La más importante es Cristo, plantado (Encarnado), roto (Crucificado) y fructificado (Resucitado). La otra es san Vicente, el cual, según estoy estudiando, tuvo un proceso de plantarse, de romperse y de fructificar.

Muchas veces, yo diría la mayoría, los frutos no se ven o simplemente no nacen porque miramos el yo, y no el Yo; me explico, mientras no rompamos nuestro yo, no dejaremos de ver las cosas según mi yo, no veremos el jardín que tenemos alrededor, o la semilla que se ha plantado a mi lado, porque seguiremos bajo tierra, sin ver si quiera que el sol sale cada mañana esperando verme nacer.

Dicho de una forma más teológica: la importancia de romper el yo, y ver que hay un Él (Dios), un tú (mi hermano) y un Nosotros (Comunidad).

Muchos de nuestros padres mayores tienen buena agri-cultura, incluso algunos tienen huerto, ellos me entenderán bien cuando hablamos de regar, arar y limpiar para tener lechuguitas, cebollas, puerros, y el último largo etcétera. Pues con el mismo mimo y cariño, e incluso con más, es posible cuidar el huerto de La Comunidad. Sólo así, misioneros ya con fruto, plantados pero no rotos y otros por plantar tendrán la oportunidad de seguir y aprender el gran ejemplo del Buen Maestro, pudiendo ser plantados, rotos y dando fruto, un fruto abundante.
 
Ignacio Moneo Colmenar, CM

jueves, 31 de mayo de 2012

IV Día de la Prov. Can. de Salamanca

Ayer nos unimos a la Provincia Canónica de Salamanca (en cuya casa provincial residimos), para celebrar con ellos, su IV Día de la Provincia.
Cabecera de la noticia en PaulesSalamanca.es:
En el proyecto provincial estaba fijada la fecha del 30 de mayo para celebrar el día de la Provincia. El día 29 fueron llegando a Santa Marta de Tormes, Salamanca, los diversos miembros de la Provincia de casi todas las comunidades, que se alojaron en el centro de espiritualidad.
Haga click sobre la imagen para ampliar información

domingo, 27 de mayo de 2012

Jornada de "Puertas Abiertas" 2012 (Crónica)

Desde Cádiz, Sevilla, Valdemorillo (Madrid) y por dos veces Madrid, llegamos cinco personas a la CIFI (Comunidad Interprovincial de Formación Inicial), en Santa Marta de Tormes, el viernes 25 mayo por la tarde: Bartolomé, Andrés, Ricardo, Pablo y quien escribe, Daniel. Compartimos los cinco algo, podemos llamarlo inquietud por conocer esta gran familia que es la Congregación de la Misión, concretamente este bonito sueño, hecho realidad desde septiembre, que es la CIFI. Desde esta comunidad y esta familia hemos sido convocados en la Jornada de «Puertas Abiertas», que pretende dar a conocer a personas con inquietud qué es esto de una vocación vicenciana, de una vida en Comunidad para una Misión común.

El viernes, pese a ser el sábado la Jornada, ya nos juntamos todos los miembros de la CIFI (formadores y formandos), nosotros cinco y el P. Sergio Asenjo, de la Comunidad de Córdoba, que nos acompañó durante este tiempo. Oramos juntos las vísperas, y luego de cenar, mantuvimos un rato de alegría distendida, hasta que nos fuimos retirando poco a poco a descansar para coger con ganas este día que os relato.

El sábado dio comienzo la Jornada bien pronto, orando. Después de alimentar el alma y el espíritu, desayunamos contundentemente, pues nos esperaba un día largo y lleno de palabras de vida y luz, que iluminaron nuestras sombras. Tras esto, nos juntamos todos para escuchar a miembros de esta Comunidad dar su testimonio, compartir con nosotros cómo se sintieron llamados por Cristo a su seguimiento y de qué manera esta llamada se ha traducido en sus vidas.

En primer lugar escuchamos al Director de esta CIFI, el P. José Manuel. Nos ilustró sobre esta palabra que está en nuestra mente: Vocación. Sus distintas formas de hacérsenos manifiesta, su significado, el hecho de que sea Dios el que siempre llame y nosotros los que decidamos si abrirle o no la puerta y las maneras en que puede traducirse esa llamada atendida (vida laical, consagrada o sacerdotal): es este un índice que no termina de hacer honor a la riqueza de la charla.

Luego, el P. Antonio, formador de esta CIFI también, compartió con nosotros su recorrido por los distintos destinos que le han brindado los Superiores y el tiempo. Llegó a compartir este, anteriormente, con algunos de los actualmente integrantes en esta comunidad. Por último, nos habló de las características prácticas que tiene un Misionero paúl, tales como la internacionalidad de miras, la inculturación, el deseo de una buena formación, etc. Todo esto apoyándose siempre en las palabras de S. Vicente, las propias Constituciones y Estatutos de la CM y lo que tradicionalmente señala la Iglesia.

En tercer lugar, nos habló el Hno. Paco, también formador de la CIFI. Él, desde el punto de vista de una vocación tan especial y escasa, que es la del Hermano en la Congregación. En otros tiempos fue una vocación avocada a lo manual, mientras que ha evolucionado al ámbito pastoral y formativo. Él la vivió de distintas formas y en muy distintos lugares, incluida la Misión de la Provincia de Barcelona en Honduras. También nos habló de los votos según la Congregación, que añaden el de estabilidad a esta Misión compartida de evangelización del pobre.

Tras éste, Nacho nos contó cómo ha sido su camino hasta la Congregación y en la misma, pues ya casi ha terminado de formarse y le resta concluir la Licenciatura y alcanzar el diaconado y el posterior sacerdocio para lograr más plenitud en esa llamada que sintió, como nos dijo, desde muy joven.


Por último, Juanen, que cumplió veintiséis años en nuestra compañía, nos relató breve y concisamente sus vivencias, qué le trajo a esta Comunidad, en la que convive y se forma mientras termina sus estudios de Filología Inglesa y realiza un servicio pastoral en un Centro de Acogida.

Terminado este compartir, hicimos lo propio con la Eucaristía, presidida por el P. Eblerino Diez, Visitador de la Provincia de Salamanca, y la comida y posterior sobremesa. Después de un rato de meditación y descanso, salimos a pasear por la bella y vieja Salamanca. Tras cenar frugalmente, compartimos con otros tantos cristianos salmantinos, ciudadanos del mundo, jóvenes y no tan jóvenes, la Vigilia de Pentecostés que se celebró en la Catedral Vieja, presidida por el Sr. Obispo de Salamanca, D. Carlos López.

Es bella la sensación de acogida cariñosa que transmite esta Comunidad, que se nutre de tan variadas fuentes y seguro desembocará en muy distintos mares. Tan peculiares han sido los caminos que han traído aquí a todos estos buenos hombres que parece un milagro que hayan sido congregados en esta comunidad todos ellos. Sin embargo, el Padre nos llama a todos y cada uno. En nuestra mano, y en la de nadie más, queda el contestarle como merece, y así intentaremos hacerlo nosotros cinco. Sólo queda agradecer mucho y mucha veces a la CIFI la oportunidad de conocer tan de cerca su día a día y querer compartirlo con nosotros. Con tan buen trato, un servidor promete volver siempre que le dejen.

Daniel Sanz (Parroquia Cristo Salvador-Madrid)

martes, 1 de mayo de 2012

Jornada de "Puertas Abiertas"



Congregación de la Misión
de san Vicente de Paúl

Comunidad Interprovincial
de Formación Inicial (CIFI)



Estimados hermanos en Cristo:
Los Delegados Provinciales CM de Pastoral Juvenil-Vocacional hemos organizado, para el próximo día 26 de mayo (sábado), una Jornada de “Puertas Abiertas” para personas (de 18 años en adelante) que deseen formar parte de la Congregación de la Misión, como viene siendo habitual en los últimos años.
En esta ocasión, por iniciativa expresa de todos los Delegados, hemos visto oportuno llevarla a cabo en la Comunidad Interprovincial de Formación Inicial (CIFI), de Santa Marta de Tormes (Salamanca). No se trata de “dar publicidad” a la CIFI, como lugar formativo de referencia, sino de “conocer y experimentar el espíritu de la Congregación de la Misión, mediante la información, formación y la convivencia en la CIFI” (en esta ocasión).
Tríptico informativoEn este enlace tenéis un tríptico informativo con todos los detalles de la experiencia. Tríptico que también será publicado en las páginas Web provinciales de Misioneros Paúles y de Hijas de la Caridad.
Os ruego encarecidamente que lo difundáis para que así lo puedan conocer las personas con inquietudes vocacionales ciertas (en situación de discernimiento de la vocación al sacerdocio o a hermano en la CM).
También os pido, por favor, que la información sobre las personas que vayan a participar en la Jornada esté en nuestras manos, como muy tarde, el día 21 de mayo (lunes), para saber con antelación el número de personas con las que contamos.
La actividad es gratuita, por supuesto, y las personas que participen no necesitan traer nada más que mucha “ilusión vocacional”. Si os surge cualquier duda o dificultad, contactad conmigo: la dirección postal y electrónica, así como el teléfono, están indicadas aquí abajo.
Recibid un cordial saludo.
                                                                                                                      
Información de contacto
P. Antonio Ruiz García
Avda. de los Padres Paúles, 14
37900 Santa Marta de Tormes (Salamanca)
Tlf. 696 89 85 03
@: a_rugar@yahoo.es (con guión bajo)

sábado, 21 de abril de 2012

Pascua Rural en Zamora, el lugar del Encuentro

Una compañera de 2º de Teología, compartió con tres miembros de la CIFI la Pascua Rural en Zamora, he aquí su experiencia:


El esplendor del Rey destruyó las tinieblas del mundo… Vacuas palabras para algunos, principio y fundamento de la vida de muchos. ¡El Señor ha resucitado! Lo cantamos, lo gritamos y lo experimentamos personal y sobretodo fraternalmente. Juntos, un grupo formado por Isaac, Montse, Juan Enrique, Sussy, Israel, Paul, Manuela, Juan, María y las hermanas Sor Charo, Sor Isabel, Sor Analí y Sor Elena, de muy diferente procedencia, nos vimos, de una y otra manera, reunidos para compartir y vivir en comunión la pasada Semana Santa; no sólo para ello, nuestro cometido era ofrecer ése nuestro tiempo para ayudar a los padres Javier y David. La razón que allí nos llevó a encontrarnos fue saber que humanamente es imposible atender las celebraciones de diecinueve pueblos entre dos personas, todos ellos pertenecientes a la comarca de Sayago en Zamora. Allí fue, concretamente en Carbellino, donde la casa parroquial se convirtió en nuestro transitorio hogar.

Muchos de nosotros no nos conocíamos. Cualquiera lo hubiera dicho, si a nuestra llegada nos hubieran visto. Una misma razón allí nos congregaba y sabernos acompañados celebrando aquellos días fue motivo suficiente para que, a nuestra llegada el miércoles, la timidez brillase sólo por su ausencia e hiciésemos de una sencilla mesa camilla, nuestro nuevo lugar de encuentro, que escucharía largas conversaciones, y que vería tanto alguna lágrima, fruto de permitir que la emotividad de aquellos días te llegase no sólo a erizarte la piel, sino también a tocarte el corazón, y por supuesto, muchas risas, risas siempre compartidas.

No vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate de muchos”. Éstas fueron las palabras que resonaron en nuestras cabezas y en nuestro corazón durante el jueves, día en que dejamos que el amor fraterno se hiciese aún más patente, deseando que no necesitemos un día que nos recuerde que anteponer el bien del Otro al nuestro, posibilitar que sea el Amor lo que nos llene y nos guíe, es la verdadera y universal Misión. Así comenzó el día en que celebramos la institución de la Eucaristía, día por el que hoy estamos todos nosotros invitados al gran banquete, Su banquete. Las tareas fueron repartidas y, tras pasar la mañana con los ancianos de Almeida, empezaron las celebraciones que acabaron con una conjunta Hora Santa en la que también pudimos disfrutar del recogimiento en oración personal, para finalizar el día sentados a la mesa, emulando la cena del Señor y disfrutando de nuestra compañía.

Al grito de “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”, que durante el día dio paso al esperanzador canto de “Victoria, Tú reinarás”, empezó el viernes. Las celebraciones prosiguieron, dándonos también la oportunidad de postrarnos y agachar la cabeza ante la cruz sabiendo que Él, por amor, por nosotros se entregó; siendo varias las veces que, junto al pueblo, recorrimos el camino hacia la Muerte. También hubo lugar para anecdóticas experiencias que con cariño recordaremos siempre con una sonrisa, protagonizadas tanto por el grupo como por los zamoranos, quienes con su peculiar idiosincrasia castellana, nos acogieron en todo momento mostrando un gran agradecimiento y una sencillez encomiable.

En el silencio de la reflexión, sabiéndonos culpables tras haber dejado que cargara con nuestra cruz, iniciamos la mañana desértica del sábado. Tiempo a oscuras para encontrarnos con nosotros, para encontrarnos con Él; tiempo de preparación hacia el clamor que en la vigilia alto sonaría: “¡Ésta es la noche en que Cristo ha vencido a la muerte y del infierno retorna victorioso!”. La ermita de la Virgen de Gracia fue testigo de la alegría al ver de nuevo la luz brillando, presentes todos los participantes de la Pascua rural y las gentes de los pueblos vecinos, todos unidos a una sola voz: “¡La luz de Dios en Él brilló, la vida nueva nos llenó! ¡Alegría y Paz hermanos, que el Señor resucitó!”.

Un último día, Domingo, en que las procesiones del encuentro entre el Resucitado y su Madre dejaron traslucir la satisfacción de sabernos unidos en Él y con Él. Últimos momentos para compartir: comida y viaje de vuelta. Conociendo que ésta no es una Pascua más, que cada una es nueva, como si de la primera se tratara; que la vuelta no era igual que  la ida, pues el Encuentro se había dado en cada uno de nosotros. Van quedando los posos de días importantes en que nuestro tiempo no sólo fue para nosotros, y por el que únicamente nos queda seguir agradeciendo. También dando las gracias a todas aquellas personas que, desde sus casas, se acercaron confiados a celebrar con nosotros; que nos acogieron y dieron la bienvenida no permitiendo que allí, en Zamora, nos sintiéramos en tierra extraña.

María Álvarez Martínez

jueves, 12 de abril de 2012

Pascua Rural en Valencia: unidad y diversidad


  La Semana Santa son días especiales para los cristianos, celebramos el núcleo central de nuestra fe: la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. No todos pueden celebrar de la misma manera esta Fiesta, no todos tienen los recursos suficientes para ello, sea por trabajo, falta de sacerdotes,... Por ello, lo primero que quiero hacer es acordarme de todas estas personas.

  Como viene a ser habitual, en ciertos pueblos los sacerdotes han de hacer malabares para intentar llegar a los más posibles. Justamente por este motivo, para que no haya gente que se quede sin vivir la fe en estas fechas tan señaladas nos hemos reunido un grupo de personas con el objetivo de acercar a los demás el Misterio de Dios hecho hombre, muerto y resucitado, celebrando y compartiendo nuestro tiempo, alegría, y sobre todo nuestra fe. Estas personas tienen nombre: P. Enrique, P. Juventino, Mª Dolores, Elena, Jaime, Marian, Ximo, Sole, Vicente (cada matrimonio con sus hijos/as como: María, Sara, Mirella, Anna, Ximo, David, Pau, Blanca, Carlos y Luz) y por último, un servidor (Ignacio Moneo Colmenar); de la misma forma los pueblos también lo tienen: Facheca, Famorca, Tollos, Balones, Benimassot, Benilloba y Beniarrés.


  Son días paradójicos, días en los que al igual que en nuestra vida cotidiana, podemos vivir todo con visos de plenitud o con visos de superficialidad. Depende de cada uno el dejarse o no llenar de Dios, vaciar por Dios, o ambas cosas.

  Aunque la atención de tantos pueblos y celebraciones requería la división (para organizarnos y llegar a todos), no por ello la unidad del grupo se veía difuminada ya que cada uno aprovechaba para compartir cualquier momento oportuno: desayuno, comida, desplazamientos…, degustando cada instante, especialmente el momento del desierto (sábado por la mañana), momento en el que pudimos compartir todos juntos nuestra fe de una manera más tranquila, compartir experiencias, reflexiones, vida e incluso anécdotas.

Para nosotros, como uno puede imaginarse, el día a día ha sido un no parar (y así ha de ser): ir de un pueblo a otro, preparar liturgia y cantos, llevar alegría y ganas de vivir las celebraciones, escuchar, hablar, compartir, reflexionar, orar, celebrar, reír, llorar, conducir… Ha sido una Pascua vivida desde la familiaridad, en Familia. Una sola familia formada por muchos miembros, como antes he apuntado, miembros variados en tamaño, altura, edad e incluso nacionalidad. Como diríamos en teología ha sido una pascua vivida desde el binomio unidad-diversidad, siendo enriquecedor para nosotros, y por supuesto, para todos/as con los que hemos estado.


  Es impresionante la belleza de las Iglesias que hemos podido conocer (templos muy bien cuidados), pero mucho más impresionante ha sido la gente agradable y participativa, la apertura de las personas, el compartir la celebración, comida, tiempo e incluso casa. Son momentos y situaciones que no sólo ayudan, sino que dan color y hacen realidad el gran Misterio del amor de Dios. Todo esto tomo mayor intensidad, como es normal, cuando todos pudimos decirnos unos a otros, esa frase que no se quedó en palabras: “¡Jesucristo ha resucitado!, ¡Verdaderamente ha resucitado! Nos lo dijimos en valenciano, en castellano y si hubiéramos sabido todas las lenguas del mundo lo hubiéramos dicho con todas ellas, pero como ninguno las sabíamos todas, lo hicimos desde el lenguaje universal, desde el lenguaje cristiano, desde el lenguaje de ese Jesús al que gritábamos, es decir, desde el Amor, manifestado con un abrazo, con lágrimas y con la alegría y el gozo de que nuestro Dios ha resucitado y nosotros con y por Él.


   Es justo y necesario dar gracias, lo primero a Dios por concedernos poder vivir esta Pascua, muerte y Resurrección de su Hijo, por poder estar en Familia, literalmente hablando, por la acogida y hospitalidad del P. Rafael y su santo recogimiento, y por la hospitalidad y cariño de los parientes del P. Javier Serra, que nos han recibido y acogido. Como no agradecer también la alegría, el compañerismo, la preocupación y el trabajo de grupo realizado en estos días, la chispa y color que los niños/as correteando por la casa, y el poder desgastarnos todos/as en el servicio a los demás.


   Ciertamente son momentos en los que hay que estar atento para ver y sentir al Señor en cada instante, son momentos para vivir intensamente sabiendo que lo importante está detrás de lo aparente. Nos hemos preparado 40 días para esta fiesta, 50 días la celebraremos intensamente y lo seguiremos haciendo cada Domingo del año. Que el Señor nos conceda poder vivirla cada día y si es posible hacerla vivir a los que os rodean. Por ello y para ello, ánimo, y como nos hemos dicho en estos días, Bon día.


Ignacio Moneo Colmenar